Poco a poco países de América Latina comienzan a fortalecer la educación acerca del Cannabis, legalizándola con fines medicinales. Uruguay, Chile, México, Ecuador, Perú, Paraguay, Colombia, Argentina, Colombia y Puerto Rico son los países que se han sumado a esta selecta lista. Sin embargo, Uruguay es el primer y único país en legalizarla también con fines recreativos.
Según la CNN en Noviembre del 2020 Argentina aprueba una reglamentación que permite el autocultivo para pacientes que lo requieran, además el estado proveerá gratuitamente aceite de cannabis y sus derivados, con el fin que puedan acceder a ella de forma segura, además de incentivar la investigación científica. En este mismo año, en México, el Senado aprobó un dictamen que regula el uso, consumo y producción con fines médicos, lúdicos e industriales, no obstante, este proyecto de ley aún debe discutirse y someterse a votación. Por otra parte, Colombia la legalizó, con fines medicinales en el 2016, y tras un debate en Noviembre del 2020, el proyecto de ley para legalizar el consumo recreativo, fue archivado.
En Octubre del 2020, en Ecuador se despenalizó la siembra, cultivo, producción, industrialización, comercialización y exportación de cannabis no psicoactivo (cuyo contenido de THC es inferior al 1%), excluyendo al cáñamo de las sustancias sujetas a fiscalización. Gracias al clima y a la posición geográfica que posee Ecuador, la cosecha puede darse hasta 4 veces al año, lo cual podría convertirlo en un atractivo para el mercado internacional. En este país se han emitido siete tipos de licencias para siembra y cosecha de cáñamo, permitiendo ejercer actividades comerciales a cielo abierto o invernadero.
En Bolivia, Cuba, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, República Dominicana, Venezuela y Brasil el consumo de marihuana aún es ilegal. Aunque en Panamá es ilegal, se ha permitido registrar el cannabidiol para usarse con fines médicos. Por otra parte, en Costa Rica se sanciona penalmente la producción, distribución y venta, no obstante, el consumo es catalogado como un problema de salud pública, que necesita tratamiento y rehabilitación como cualquier enfermedad.
A inicios de diciembre del 2020 la ONU, quita al cannabis de la lista de estupefacientes como una droga peligrosa, reconociendo oficialmente las propiedades medicinales y terapéuticas de esta planta, esto es un gran avance para la Comunidad Cannábica que desde hace años ha luchado por la liberación de la planta y que de a poco lo vamos logrando. Esperamos que los demás países de Latinoamérica, que aún faltan por incluirse en la legalización del cannabis, tomen el buen ejemplo de Uruguay, que no solo despenalizó su uso medicinal sino también el recreativo beneficiar a las personas que más lo necesitan, porque lo recreativo también es terapéutico.